Ayer, un cuervo se posó en mi ventana.
Comenzó a hablarme sobre ti.
Impetuoso y mentiroso - me dijo.
No hay mayor víctima de sus fechorias que el mismo.
Sus sonrisas esconden lo que sus ojos no soportan ver.
Aleja a quienes de verdad lo conocen,
Y acerca a los que de él quieren saber.
-No te conviene - me dijo - mejor olvidarse de él.
-Pajarraco loco - respondí - él a mí no quiere volver.
-Ingenua cría, ¿A caso no lo ves? ¿Que, al igual que antes hizo con sus sonrisas, con sus palabras oculta lo que en su corazón no soporta tener?
Bárbara J.D. © 2011
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