sábado, 30 de octubre de 2010

Ella.-Nietzsche.

Nubes de lluvia en carrera por el horizonte,
Proyectadas en el patio de juegos.
Ensombreciendo la inocencia y la alegría.
Pero el hielo solo quemó su alma.
¿Nadie te dijo que ella no estaba respirando?
Nadie escuchó su lamento,
Mientras las gotas de lluvia eternamente caían
Por su rostro, por sus manos y por su espíritu.
Lavando los despojos de la niñez asesinada.
Así situadas, ella y su soledad,
Entre el cielo y el silencio.
"Hola... Soy tu mente brindandote alguien con quien hablar".
Y nunca la dejó sola otra vez.
Lágrimas de alegría, carcajadas de tristeza,
Emociones efímeras.
Una careta diferente para cada día de la semana.
Sonrisa en los labios, melancolía en el alma.
Hasta que un día, la vida la despertó de su sueño,
Y la condenó a vagar sin rumbo,
Entre la luz y la oscuridad.
Sin respuestas, sin sentidos.
Así situadas, ella y su soledad,
Entre la muerte y la esperanza...
"Hola... Soy la mentira viviendo por ti,
así que ya puedes esconderte...
¿Por qué lloras?"

Un día se dió cuenta, no estaba durmiendo.
"Hola... Todavía sigo aquí y no me podrás dejar en el pasado
Porque soy parte de tu alma".
No trates de sanarla, no está enferma.
No trates de alegrarla, solo está triste.
No trates de salvarla, ella murió hace mucho tiempo...

viernes, 29 de octubre de 2010

Despedida anticipada.

El cielo lloraba sobre nuestras cabezas.
Al igual que el dedo vacila ante el gatillo,
La gota oscilaba de la punta de tu nariz.
El día previsto, a la hora prevista, al minuto previsto.
Tú habías puesto fecha a nuestro funeral.


“Maldita sea, habría saltado de aquel acantilado sin tan sólo me lo hubieras propuesto”



Pero no lo hiciste.
No hizo falta decir nada, para que yo lo entendiera todo.
Tú, tú mordiste mis venas y envenenaste mi sangre.
Dejaste que la enfermedad corriese por mi cuerpo…
Sin piedad.

Y yo, yo fui el que salvó a la joven niña
De rubios cabellos de la mano tentadora de la ignorancia.
Yo salvé tus sonrisas y encerré tus lágrimas bajo llave en el ático de mi alma…



Habría muerto por ti...

Y lo sabías.

Yo te habría perdonado hasta la más imperdonable de las traiciones.

Y lo sabías.

Yo habría renunciado a todas mis creencias por ti.

Y lo sabías.

Pero, sin embargo, no te importó lo más mínimo abandonarme allí…


Aunque yo, yo ya lo sabía...

domingo, 3 de octubre de 2010

El dolor morirá.


El Invierno dejó de ser lo suficientemente frío para mí,

¿Nunca recobrarás el camino de regreso a casa?
¿Siempre te quedarás aquí?
Al parecer has encontrado tu lugar entre las comisuras de mis labios...

No vas a salvarme, ni tú ni nadie.
La tristeza inunda mis ojos...

Te he visto nacer, crecer y juro que te veré morir.
Porque estoy impregnada de ti,
Y estás haciéndome agonizar en silencio.

sábado, 2 de octubre de 2010

Desastre.

Melancolía que envuelves mi alma,
¿Por qué tú y no la felicidad?
¿Es la oscuridad un regazo inmoral?
No hay voces que me guien,
Ni siquiera una luz ancestral.
Ah, alegría... ¿Cuán lejos te vas?
Ni plegarias ni llantos.
Sé de sobra que nadie los oirá...