lunes, 27 de diciembre de 2010

Poema 18.-Pablo Neruda.



Aquí te amo.
En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose.

Se desciñe la niebla en danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas estrellas.

O la cruz negra de un barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.
Suena, resuena el mar lejano.
Este es un puerto.
Aquí te amo.

Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
Te estoy amando aún entre estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves,
que corren por el mar hacia donde no llegan.

Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.

Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero la noche llega y comienza a cantarme.
La luna hace girar su rodaje de sueño.

Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento, quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre

viernes, 19 de noviembre de 2010

"Fueron esas palabras las que me ayudaron, aquellas palabras que mis manos habían vomitado directamente desde lo más profundo de mi ser.
Desde mis cajones más ocultos, los más prohibidos e inmaduros que mi estupidez había llegado a ocultar.
Desde el miedo, la agonía, desde la autodestrucción, desde la monotonía... Desde el fondo mi alma".

lunes, 1 de noviembre de 2010

Separación amorosa tras años de monotonía.


Las quejas de violines se convierten en toda la compañía que tengo,
Donde tú antes descansabas, un vacío ocupa la cama...
Mi corazón late al son de una dulce canción de desamor.
¿Qué puedes hacer cuando toda la esperanza se ha ido?
¿Cuando no te queda nada por lo que luchar?
Siempre tienes la opción de aferrarte a los recuerdos, abrazarlos con fuerza y convertir el pasado en tu presente.
Naufragar en una mentira...
Miro en el espejo y no me encuentro.
Tus ojos, los que tanto me enamoraron años atrás,
Se reflejan en el cristal...
Y tu boca se tuerce formando una leve sonrisa.
¿Has conseguido lo que querías?
Has destruido absolutamente todo lo que he creado.
Desde aquel día en el que bailamos bajo la Luna.
Nosotros -los bailarines enamorados - Ya no somos los mismos.
Te has convertido en un sacrificio amargo e inolvidable.
Un sacrificio estúpido y gratuito.

Pero, al fin y al cabo...
Un sacrifico del que me entristece haberme liberado...



"Mi mente llevaba semanas frustrada, agresiva y confusa, lo que provocaba que mi estado de humor sufriese una bajada total. La rabia interna por el vano intento de salvar el futuro del prójimo, ayudándole a entrar en razón y que no desperdiciase sus días por errores de la adolescencia habían consumido mi esperanza de un mundo sin violencia.
Me frustraba que la gente dedicase sus días a hacerles daño a los demás, y no en ser felices y disfrutar de la vida.
Pero, con los años, fue el tiempo el encargado de hacerme saber que cuando un alma está condenada a la maldad… No hay persona capaz de salvarla".

sábado, 30 de octubre de 2010

Ella.-Nietzsche.

Nubes de lluvia en carrera por el horizonte,
Proyectadas en el patio de juegos.
Ensombreciendo la inocencia y la alegría.
Pero el hielo solo quemó su alma.
¿Nadie te dijo que ella no estaba respirando?
Nadie escuchó su lamento,
Mientras las gotas de lluvia eternamente caían
Por su rostro, por sus manos y por su espíritu.
Lavando los despojos de la niñez asesinada.
Así situadas, ella y su soledad,
Entre el cielo y el silencio.
"Hola... Soy tu mente brindandote alguien con quien hablar".
Y nunca la dejó sola otra vez.
Lágrimas de alegría, carcajadas de tristeza,
Emociones efímeras.
Una careta diferente para cada día de la semana.
Sonrisa en los labios, melancolía en el alma.
Hasta que un día, la vida la despertó de su sueño,
Y la condenó a vagar sin rumbo,
Entre la luz y la oscuridad.
Sin respuestas, sin sentidos.
Así situadas, ella y su soledad,
Entre la muerte y la esperanza...
"Hola... Soy la mentira viviendo por ti,
así que ya puedes esconderte...
¿Por qué lloras?"

Un día se dió cuenta, no estaba durmiendo.
"Hola... Todavía sigo aquí y no me podrás dejar en el pasado
Porque soy parte de tu alma".
No trates de sanarla, no está enferma.
No trates de alegrarla, solo está triste.
No trates de salvarla, ella murió hace mucho tiempo...

viernes, 29 de octubre de 2010

Despedida anticipada.

El cielo lloraba sobre nuestras cabezas.
Al igual que el dedo vacila ante el gatillo,
La gota oscilaba de la punta de tu nariz.
El día previsto, a la hora prevista, al minuto previsto.
Tú habías puesto fecha a nuestro funeral.


“Maldita sea, habría saltado de aquel acantilado sin tan sólo me lo hubieras propuesto”



Pero no lo hiciste.
No hizo falta decir nada, para que yo lo entendiera todo.
Tú, tú mordiste mis venas y envenenaste mi sangre.
Dejaste que la enfermedad corriese por mi cuerpo…
Sin piedad.

Y yo, yo fui el que salvó a la joven niña
De rubios cabellos de la mano tentadora de la ignorancia.
Yo salvé tus sonrisas y encerré tus lágrimas bajo llave en el ático de mi alma…



Habría muerto por ti...

Y lo sabías.

Yo te habría perdonado hasta la más imperdonable de las traiciones.

Y lo sabías.

Yo habría renunciado a todas mis creencias por ti.

Y lo sabías.

Pero, sin embargo, no te importó lo más mínimo abandonarme allí…


Aunque yo, yo ya lo sabía...

domingo, 3 de octubre de 2010

El dolor morirá.


El Invierno dejó de ser lo suficientemente frío para mí,

¿Nunca recobrarás el camino de regreso a casa?
¿Siempre te quedarás aquí?
Al parecer has encontrado tu lugar entre las comisuras de mis labios...

No vas a salvarme, ni tú ni nadie.
La tristeza inunda mis ojos...

Te he visto nacer, crecer y juro que te veré morir.
Porque estoy impregnada de ti,
Y estás haciéndome agonizar en silencio.

sábado, 2 de octubre de 2010

Desastre.

Melancolía que envuelves mi alma,
¿Por qué tú y no la felicidad?
¿Es la oscuridad un regazo inmoral?
No hay voces que me guien,
Ni siquiera una luz ancestral.
Ah, alegría... ¿Cuán lejos te vas?
Ni plegarias ni llantos.
Sé de sobra que nadie los oirá...