miércoles, 6 de julio de 2011

Indignus te.



Los retazos de tu amor palpitan en mi alma,
Saborean cada lágrima que derramé por tu pérdida.
Y me atan con cadenas de carne y hueso a lo que un día fui.

Mi desdicha será tu gracia,
Y mi muerte te dará la vida.
No es más que el susurro de un ángel
Lo que oyes en la noche fría.

Soy indigna de tu cuerpo,
Y de tu alma más todavía.
No me pidas que te abrace,
Pues soy indigna del calor que desprendías.
No me pidas que te ame,
Pues soy indigna del amor que sentías.

No me llames a altas horas de la madrugada,
Pues no es más que el susurro de un ángel
Lo que oyes en la noche fría...


Bárbara J.D. © 2011

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